PÉRDIDA Y ANSIEDAD

depressed. by enviied on Flickr

La fase de pérdida y ansiedad es la segunda de cuatro que compone la adaptación intercultural. La primera fase anteriormente expuesta fue la de 'Entusiasmo y altas expectativas' donde todo parece marchar bien. Puede durar de seis meses a un año, aunque no podemos decir con precisión la duración de cada fase ya que pueden variar de persona a persona.

La segunda fase de pérdida y ansiedad se caracteriza por un estado ansioso permanente que nos hace sentir inseguros, angustiados sin razón aparente; se presentan miedos que nunca habíamos experimentado o que creíamos superados, cruzamos por episodios de extrema melancolía y empezamos a extrañar cosas muy importantes como nuestra familia, amigos, mascotas; incluso cosas como calles de nuestra ciudad, comida, a la panadera del barrio, al carnicero, entornos sociales, laborales y de estudio.

Físicamente podemos presentar: opresión en el pecho, molestias digestivas, dolores de cabeza, cansancio extremo, alergias a ambientes o alimentos, podemos experimentar contracturas, rigidez de músculos, arritmias cardiacas, trastornos alimenticios, caída de pelo entre otros padecimientos más.

En este periodo uno tiene ganas de dormir todo el tiempo, nos sentimos irritados, sensibles y poco comprendidos. Es como si las cosas que ahora nos rodean fueran perdiendo su color y atracción poco a poco. Sentimos que no avanzamos en nuestros estudios, en el idioma del país, en nuestros grados o habilidades profesionales que no parecen ser suficientes para encontrar trabajo. Y ni hablemos de las relaciones personales a estas alturas ya habrás experimentado unos cuantos desengaños y no será extraño que hayan venido de tus propios compatriotas.

¿Cuál es el origen de todos estos terribles malestares que no nos dejan disfrutar nuestra nueva vida? Pues todo esto es debido a un desequilibrio que sufre nuestra brújula del sentido de la vida. Imaginemos por un momento que nuestro cerebro es un GPS, este aparato que nos permite determinar la posición de un objeto con gran precisión. EL GPS funciona gracias a una red de satélites que le proporcionan la información, que necesita para navegar y encontrar la dirección deseada y de esta manera llegar con gran facilidad a nuestro destino, pero ¿qué pasa cuando el GPS no tiene la información que queremos en el momento que conducimos? El aparato no sabe qué hacer, busca alternativas que no funcionan o simplemente se traba y nos termina perdiendo.

Nosotros como el GPS también necesitamos de una red de satélites que nos ayuden a navegar por la vida, y estos se encuentran en nuestra memoria, quien se encarga de almacenar todo aquello que hemos aprendido y experimentado durante lo largo de nuestra vida. Cuando los códigos de la nueva cultura no están registrados en nuestra memoria, nuestro organismo se pierde como el GPS y tardará un tiempo en almacenar la nueva información y poder funcionar nuevamente para poder navegar por nuestro nuevo entorno. Hay que tener cuidado con forzar a nuestro cuerpo a adaptarse de manera estrepitosa a la nueva cultura, porque podemos atrofiar la gran máquina que es nuestro organismo. Si no encuentras el camino para regresar tu brújula a su centro no dudes, ni tengas miedo de pedir ayuda a profesionales, más vale un buen arreglo y no vivir con una descompostura para toda la vida.

Antes de entrar a la tercera fase, la de recuperación, compartiré en un siguiente artículo los tres aspectos más difíciles de la segunda fase de pérdida y de ansiedad, que son

  • La búsqueda de trabajo
  • El aprendizaje de un nuevo idioma
  • Crear nuevas amistades